Las declaraciones de este hombre, lugarteniente de Silvio Berlusconi en España, nunca dejan de sorprenderme. Si el año pasado descubría su mercantilista visión de la televisión (basada en un sistema de licencias que otorga el Estado en función de unos criterios de calidad y servicio público) en una entrevista a El Mundo, ahora lo hace en otra entrevista para Esquire. Como se hace eco Vertele, el consejero delegado de Telecinco no disimula las verdaderas motivaciones de los movimientos empresariales de su cadena y suelta perlas como "la fusión con Cuatro nos interesa porque nos quitamos a un competidor", "en Telecinco hacemos televisión para vender publicidad", "soy un adicto al share", "en Telecinco no hacemos televisión para la gloria, sino para el éxito" e, incluso menospreciando al público, "no existe el espectador, existen los espectadores: la identidad de la multitud no es la suma de identidades de los que suman la multitud, es otra identidad distinta". Vamos, que el público es una masa; esa masa uniforme y "aborregada" de la que tanto hablaban los autores críticos de la Escuela de Franckfort.
Paolo Vasile demuestra así la filosofía de la cadena paradigma de la basura y la carroña de España. En ningún momento se refiere a la información (a sus informativos, por ejemplo), al cine (al que en anteriores entrevistas y declaraciones calificaba poco menos de lastre para la televisión), a los concursos. o a sus profesionales (fuera de tratarlos como mercancías que compra a los competidores para, según él, "neutralizarlos"). Y todo ello lo hace el máximo responsable de una cadena de televisión que cumple veinte años y a la que se le otorgó una licencia, en el 89, por cumplir unos requisitos previos de calidad. Licencia que se renueva periódicamente y que estas empresas ya tienen de por vida (vamos, que se pierde el concepto "renovación" para convertirse en "eternización"). Está claro que el papel educativo de la televisión, sobre todo de la privada, está algo trasnochado; pero considerar un medio de comunicación una empresa sin más, cuyo objetivo primordial es la publicidad y la rentabilidad, dice bastante poco de la estructura informativa de España y, por extensión, del mundo. Peor aún: seguro que la mayoría de directivos de cadenas de televisión piensan igual que él, pero este italiano es el único que lo reconoce sin pudor.
Por cierto, no podía evitar cerrar esta entrada sin poner el video de María Teresa Campos llamando en directo "gilipollas", "hijo de su madre", "me ha querido sobornar", "vete a tu tierra" y otras preciosidades dialécticas a Vasile, poco después de abandonar Telecinco e irse a Antena 3. Apenas un año después del fracaso de sus dos programas (el último con el ingeniosísimo nombre de Lo que In-Teresa) en Antena 3, la profesionalísima Campos volvía a Telecinco, como se diría vulgarmente, con el rabo entre las piernas. Ya instalada en "la cadena alegre", donde le diseñan programas a su medida (primero desplazaron a un profesional de verdad como Vicente Vallés de La Mirada Crítica para dárselo a ella y más tarde se han inventado Qué tiempo tan feliz), reconoció hace poco que esa imagen de la televisión para culturizar ya está pasada, que la televisión sirve para entretener y ya está. Y luego se considera profesional...
Paolo Vasile demuestra así la filosofía de la cadena paradigma de la basura y la carroña de España. En ningún momento se refiere a la información (a sus informativos, por ejemplo), al cine (al que en anteriores entrevistas y declaraciones calificaba poco menos de lastre para la televisión), a los concursos. o a sus profesionales (fuera de tratarlos como mercancías que compra a los competidores para, según él, "neutralizarlos"). Y todo ello lo hace el máximo responsable de una cadena de televisión que cumple veinte años y a la que se le otorgó una licencia, en el 89, por cumplir unos requisitos previos de calidad. Licencia que se renueva periódicamente y que estas empresas ya tienen de por vida (vamos, que se pierde el concepto "renovación" para convertirse en "eternización"). Está claro que el papel educativo de la televisión, sobre todo de la privada, está algo trasnochado; pero considerar un medio de comunicación una empresa sin más, cuyo objetivo primordial es la publicidad y la rentabilidad, dice bastante poco de la estructura informativa de España y, por extensión, del mundo. Peor aún: seguro que la mayoría de directivos de cadenas de televisión piensan igual que él, pero este italiano es el único que lo reconoce sin pudor.
Por cierto, no podía evitar cerrar esta entrada sin poner el video de María Teresa Campos llamando en directo "gilipollas", "hijo de su madre", "me ha querido sobornar", "vete a tu tierra" y otras preciosidades dialécticas a Vasile, poco después de abandonar Telecinco e irse a Antena 3. Apenas un año después del fracaso de sus dos programas (el último con el ingeniosísimo nombre de Lo que In-Teresa) en Antena 3, la profesionalísima Campos volvía a Telecinco, como se diría vulgarmente, con el rabo entre las piernas. Ya instalada en "la cadena alegre", donde le diseñan programas a su medida (primero desplazaron a un profesional de verdad como Vicente Vallés de La Mirada Crítica para dárselo a ella y más tarde se han inventado Qué tiempo tan feliz), reconoció hace poco que esa imagen de la televisión para culturizar ya está pasada, que la televisión sirve para entretener y ya está. Y luego se considera profesional...
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ResponderEliminarJoder, me encanta esta entrada tuya. ¡Te has lucido! Sobre todo el título y el final con la puyita a la Campos, simplemente genial :D
ResponderEliminarPD: Lo de Twitter, eso que dices que me ha quedado 'gracioso' es fácil de instalar. En tu cuenta de Twitter vete al final del timeline, abajo del todo. Y pulsas EXTRAS. Se te abrirá una ventana donde podrás elegr entre Widgets y Botones. Yo elegí Widget, elige tu lo que quieras y sigue los pasos. ¡Suerte!
Por cierto, el comentario anterior es el mismo que este, solo que he corregido una errata que tenía :)
Ups, se me ha pasado otra, pero bah, ya paso de corregirlo.
ResponderEliminarjajajajaj ké más dan las erratas!!! aunque Rosalba se acordaba de que escribí Aldus o algo así y no "Aldous Huxley" jajaja (soy Héctor, que no tenía ganas de entrar a mi cuenta y he puesto anónimo)
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